Santa Mónica de Hipona es muy conocida por su famoso hijo, San Agustín de Hipona. San Agustín escribió algunas de las obras más conocidas de la literatura cristiana, pero hubo un momento de su vida en el que no era cristiano. Fue a través de la oración intercesora de su madre (así como de su buen ejemplo y presencia continua en su vida) que regresó a la fe cristiana. Si bien nunca había sido bautizado cuando era bebé, porque su padre pagano no se lo permitía, Santa Mónica había plantado las semillas del cristianismo en su corazón desde su nacimiento.
¡Santa Mónica incluso siguió a San Agustín de ciudad en ciudad para tratar de evitar que arruinara su vida con el pecado! Sus incansables oraciones y su ejemplo de amor terminaron por convertir a su marido pagano, Patricio, un año antes de su muerte. También convirtió a su suegra (¡que había sido cruel con ella durante muchos años!). Santa Mónica es un ejemplo asombroso de cómo nunca perder la esperanza.
¡Enséñeles a sus hijos sobre la perseverancia en la oración! Presente la historia de Santa Ana utilizando el folleto educativo del cuadro. Anime a los niños a considerar lo que significa nunca darse por vencido con nadie, de la misma manera que Dios nunca se da por vencido con ninguno de nosotros. Santa Ana es ideal para abrir debates sobre el amor, la esperanza, la oración, la perseverancia, la determinación, la paciencia, el perdón y la fortaleza.
Características clave: