Las muñecas alientan a los niños a participar en “juegos de simulación”, también conocidos como juegos imaginativos. El juego ayuda a los niños a dar sentido al mundo, fomentando la empatía. Los niños se ponen en el lugar de otra persona, ya sea un padre, una princesa, un granjero o un santo (o, en el caso de algunos santos, ¡todas esas cosas!).
Permitir que los niños jueguen con santos los anima a emular y absorber esas características. ¡Imagínese ser un soldado de Cristo con Santa Juana de Arco, una princesa alimentando a los pobres con Santa Isabel de Hungría, o un médico y amante de los animales como San Martín de Porres!